Gabriela Mateo / Miércoles 28 de abril

La función del arte

Fischer sostiene la tesis de que el arte no solo ha sido necesario en el pasado sino que lo será siempre, pues expresa una relación entre el mundo y el hombre.

Así, el hombre busca trascender su propia subjetividad por medio de su capacidad creativa, anhela fundirse con algo superior al yo, algo situado fuera de sí, pero al mismo tiempo esencial para él, convirtiendo su yo individual en una existencia social comunitaria; pues es conciente que sólo puede alcanzar la plenitud si toma posesión de las experiencias del conjunto que lo completan y trascienden. En este contexto la obra de arte se despliega como tal, desde un proceso profundamente conciente y racional. Parte de la realidad en su sentido más amplio, trabaja con la experiencia que deviene en recuerdos, estos encarnan cierto carácter expresivo, brotando luego en materia y forma.

Por otro lado, si bien la obra es impulsada por un gran caudal pasional, en su recorrido nunca es vencida por los remolinos de la pulsión, sino que se suspende impávida en una suerte de tensión inquietante y por momentos contradictoria.

Desde otro lugar, Fischer refiere a la cualidad liberadora del arte y en este punto trae a escena a Bertolt Brecht en tanto “nuestro teatro debe fomentar la emoción de la compresión y enseñar al pueblo el placer de modificar la realidad. Nuestros públicos no sólo deben ver cómo se liberó Prometeo sino prepararse para el placer de liberarle..”

Así, el arte cambia el mundo y en su derrotero, expresa una verdad inmutable que galopa libre sobre tiempos y culturas, interpelándolos, representándolas por momentos, modificándolas en otros. En su capacidad de expresar verdades inmutables toca nervios esenciales de la condición humana. Su carácter mágico le confiere un poder de encantamiento que resiste, aún en nuestros tiempos, donde su función se ve desplazada no tanto hacia un plano mágico sino a la acción, estimulando e ilustrando las acciones de los hombres, donde se contribuye a conocer y modificar la realidad social.

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