Eckhart: visión del arte III / Notas de taller / julio 27

¿Qué es una imagen? Una imagen es «algo conocido o nacido», o algo a la vez conocido y nacido o hecho. El Hijo, por ejemplo, es «la propia imagen del Padre que mora en sí mismo… y es su forma inmanente», y al mismo tiempo es «la semejanza exacta, la imagen perfecta de su Padre» en una Persona distinta. De la misma manera todas las criaturas «en sus formas preexistentes en Dios han sido vida divina siempre», siendo sólo su incorporación material «cuando la Naturaleza está trabajando en el tiempo y el espacio» por nacimiento como la manufactura de Dios: «estas formas preexistentes son el origen o principio de la creación de todas las criaturas. En ese sentido son tipos que incumben al conocimiento práctico». Viven en la «mente divina».

«El intelecto es el templo de Dios donde él brilla. Dios mora realmente en ese templo, en la naturaleza de su intelecto». «Hay una facultad en el alma llamada mente que es el almacén de formas incorporales y nociones intelectuales». Ahí las ideas pueden parecer nuevas o recordadas, pero en ambos casos son como si fueran recordadas, pues «la esencia divina fluye en forma de palabra en nuestra mente, como la memoria, que vierte imágenes en las facultades del alma».

Otra forma de distinguir las ideas en cuanto al tipo, puede ser la distinción entre ideas de especies naturales, como cuando uno trabaja con la «forma de la rosa», y las ideas artificiales, que surgen «teóricamente, como la casa que se diseña en la mente práctica del arquitecto, que la hace tan semejante a su ideal como puede». Cualquiera de estos tipos de ideas es una invención, o un descubrimiento entre la «suma de todas las formas concebidas por el hombre y que subsisten en Dios. Todo subsiste en Dios y el hombre no tiene nada propio en ellas ni ninguna idea de propiedad».

Todos decimos que “nos ha venido una idea”, o que la hemos descubierto, eureka, nunca que la hemos hecho. En el mejor de los casos, nos hemos preparado para ella vaciando nuestra consciencia de todas las demás imágenes criaturales y emociones fugitivas, aceptando por el momento sólo el sello o la impronta de esta única cosa. Así la imagen está en el artista, no él en ella. La imagen es imagen de quien ella es imagen, no de quien la alberga.

La imagen que radica en el objeto, es la misma que está en la mente del artista y también es la misma que luego reproduce. Salvo que la imagen original se presenta en su perfección mientras que en el artista y su obra se limita a sus capacidades.

Eckhart dice que en la imagen tallada de una cosa, la imagen no es introducida por el artista sino que está latente en el medio debido al apetito de forma que tiene la materia.

«Cuando el artista hace una estatua no pone la imagen en la madera, sino que desbasta la madera que oculta la forma. No da nada a la madera, lo quita: talla donde es demasiado gruesa, reduce la cobertura, y entonces aparece lo que estaba oculto». Es una analogía de cómo la imagen de Dios está siempre presente en el terreno del alma, pero ocultada por velos e impedimentos.

La idea de Dios o de hombre, pertenecen al intelecto debido a que en la Esencia hay mismidad no semejanzas. «Llamar a un árbol un árbol no es nombrarlo, pues todas las especies están confundidas». Dos criaturas no son iguales en su naturaleza, pues «cada criatura hace una negación innata; una niega que es la otra».

«La obra de Dios no es por elección; no hay nada que deje sin hacer: lo que piensa es; lo que es, es lo que piensa; su creación es sin medios ni sucesión. «Nuestra concepción de proceso y de la sucesión «se debe a nuestros sentidos groseros» pues desde el punto de vista de Dios las ideas son conocidas todas a la vez en perfección y en una única forma. Pero desde nuestro punto de vista humano y temporal, las ideas son libres y devienen, o evolucionan y varían.

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