Laetitia Machalski / Palabras de una modelo

PALABRAS DE UNA MODELO

Mi experiencia dentro del taller de Julio Lavallén fue totalmente inédita y novedosa en todos los sentidos.

Primero, porque nunca antes había trabajado de modelo, y la idea que tenía del modelaje en talleres de dibujo estaba muy lejos de lo que sucede en ese lugar tan particular. El espacio-tiempo de los miércoles de noche en Solís 1125 está fuera de la realidad cotidiana de la mayoría de nosotros. Poniendo el disfrute en primer lugar, nos enfrentamos con nuestras cortapisas para encontrar el placer de la expresión: porque cuando hablo de disfrutar, se trata de gozar en cuanto a lo que, etimológicamente, se extrae de un fruto, que puede ser uno mismo, el grupo, un pincel o un cuerpo bailando.

De ahí, sale una fuerza en la expresión artística que llegué a descubrir tanto personalmente, como universalmente y que en el ámbito grupal, es sinónimo de crecimiento. Eso se vuelve posible gracias a una cualidad tan sencilla como rara: la generosidad.

Me acuerdo que Julio me dijo: «es el modelo quien hace la clase». Eso implica una responsabilidad. El modelo, conciente de ser un objeto de inspiración para el que pinta, se compromete en transmitir una energía, y lo que hace tiene un significado como letras en un tablero. Al crearse una comunicación entre el modelo y el pintor, su participación en el acto del dibujante es absolutamente activa.

Así es como, desde el movimiento y su fugacidad, intenté desarrollar el gesto como vehículo, dando a ver otra cosa que el propio cuerpo, anhelando llegar y llevar a un invisible. Ese deseo, indispensable en el trabajo de un bailarín o de un actor, se pone a prueba de inmediato en el taller ya que la respuesta del alumno, el dibujo, no puede mentir (a la diferencia de los aplausos de un público).

Cada uno de los participantes se entrega a compartir un momento a través de todos los fenómenos sensoriales: visión, audición, olfato, gusto y tacto están estimulados por los recursos implicados en el taller. No sólo por la música que nos acompaña en el desarrollo de la clase, sino también por los sonidos del crayón en la hoja y de la hoja que vuela; o el olor de la comida preparada por Julio, a veces acompañada de un sahumerio. Luces coloridas cambian la atmósfera mientras las manos equipadas de diversas materias (tinta, lápiz, carbonilla) tocan en sus dibujos piel y carne.

En el espacio compartido por todos en un mismo ritmo, se confunden sinésticamente todos los elementos humanos, sensoriales. Se confuden hasta tal punto que me parece a veces, que yo soy la que dibuja en el espacio mientras que es la mano del dibujante la que baila en la hoja.

Esa apertura sensitiva le da al acontecimiento una dimensión total y placentera, y me abrió puertas artísticas a una liberación pocas veces permitidas.

A todo eso, se agrega el momento de la cena, seguido por discusiones sobre el arte. Tras compartir un momento humano de charlas personales que crean complicidad en el grupo, cada uno de los alumnos interviene todas las semanas con un tema. Pude entonces acercarme a pensamientos sobre el arte pictural que brindaron a mi actividad corporal nuevas reflexiones, permitiéndome desarrollarla desde un nuevo punto de vista, distinto de la simple separación de las artes, encerradas en su único modo de expresión.

A modo de conclusión, quisiera compartir este poema de Arthur Rimbaud que me recuerda mi experiencia en el taller de Lavallén y sus alumnos.

(Dos versiones: la original en francés y su traducción en castellano.)

Voyelles

A noir, E blanc, I rouge, U vert, O bleu: voyelles,
Je dirai quelque jour vos naissances latentes:
A, noir corset velu des mouches éclatantes
Qui bombinent autour des puanteurs cruelles,

Golfes d'ombre; E, candeurs des vapeurs et des tentes,
Lances des glaciers fiers, rois blancs, frissons d'ombelles;
I, pourpres, sang craché, rire des lèvres belles
Dans la colère ou les ivresses pénitentes;

U, cycles, vibrements divins des mers virides,
Paix des pâtis semés d'animaux, paix des rides
Que l'alchimie imprime aux grands fronts studieux ;

O, suprême Clairon plein des strideurs étranges,
Silences traversés des Mondes et des Anges;
- O l'Oméga, rayon violet de Ses Yeux!

Vocales

A negro, E blanco, I rojo, U verde, O azul: vocales,
diré algún día vuestros nacimientos latentes:
A, negro corsé velludo de las moscas brillantes
que zumban alrededor de hedores crueles,

golfos de sombra; E, candor de los vapores y de las tiendas,
lanzas de los glaciares orgullosos, reyes blancos, escalofríos de umbelas;
I, púrpura, sangre escupida, risa de labios bellos
en la cólera o en las borracheras penitentes;

U, ciclos, vibraciones divinas de los mares verdosos,
paz de las dehesas sembradas de animales, paz de las arrugas
que la alquimia imprime en las grandes frentes estudiosas;

O, supremo clarín lleno de estridencias extrañas,
silencios atravesados por mundos y por ángeles:
-O el Omega, ¡rayo violeta de sus ojos!

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