ANO / Virgina Jones / Miércoles 20 de octubre

Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y las he abierto todas
Oh puertas de tu cuerpo
Son nueve y para mí se han vuelto a cerrar todas.

Con la novena puerta
Es preciso que salga el amor mismo
Vida de mi vida
Me junto contigo para la eternidad
Y por el amor perfecto y sin ira
Llegaremos a la pasión pura y perversa
Según lo que queramos
A todo saber a todo ver a todo oír
Yo me renuncié en el secreto profundo de tu amor
Oh puerta umbrosa oh puerta de coral vivo
Entre dos columnas de perfección
Y que se vuelva a abrir de nuevo la puerta que tus manos saben abrir tan bien
Guillaume Apollinaire

Un agujero, es un símbolo de la abertura a lo desconocido: lo que desemboca al otro lado (mas allá con respecto a lo concreto) o lo que desemboca en lo escondido (mas allá con respecto a lo aparente). Un agujero existe y permanece preñado de la potencialidad de aquello que lo llenaría, o de aquello que podría pasar por su abertura. Posee de forma inmanente una significación doble y trascendental ya que, como una puerta, abre el interior al exterior y abre el exterior a lo otro.

Ano, viene del latín anus, que como la palabra anillo significa círculo. Y como en el círculo no puede verse un comienzo, ni un fin, ni dirección, ni orientación, simboliza al cielo y a todo lo espiritual. De manera que el agujero aparece como símbolo de todas las virtualidades, ligado a la fertilidad en el plano biológico y de espiritualización en el plano psicológico.

El anillo es símbolo de lo ilimitado (eternidad), por eso lo circular (como todas las figuras redondas y cerradas) son fácilmente identificables con la continuidad y con la abarcadora totalidad, representado como por cuerda anudada en forma circular por los egipcios, como también por una pescadilla que se muerde la cola, o como una serpiente que se muerde la cola, como forma gráfica del “sin fin”.

Un conducto es un canal que permite el paso, la salida o entrada de algo, y justamente el ano es el orificio del conducto digestivo por el cual se expele el excremento. Es el orificio del extremo terminal del tubo digestivo, de la misma manera que la boca es el orificio del extremo inicial. Está constituido por un músculo recubierto de mucosa (el esfínter externo) que es una abertura a través de la cual los materiales de desecho de la digestión salen del cuerpo. En los humanos, este orificio es un conducto de unos 15 a 20 milímetros de longitud (canal anal) que toma forma cilíndrica, circular, cuando está dilatado por el paso de las heces o cuando se introduce un objeto al recto, y en reposo tiene forma de hendidura de donde parten una serie de pliegues a la manera de radios de una rueda, que son producidos por la contracción del agujero, y que se borran completamente cuando se dilata el orificio. La piel que lo rodea se llama margen del ano, y es un tipo de piel más delgada, más colorada, constantemente húmeda y sin vello.

Para Sigmund Freud, conforme crecen los niños y en busca satisfacción libidinal, enfocan su deseo en diferentes áreas del cuerpo, pasan por la fase oral como zona erógena, la fase anal y la fase fálica, del autoerotismo a la sexualidad reproductora en su personalidad adulta.

En la fase anal (de 2 hasta 3 años) la fuente principal de placer y conflicto potencial son las actividades en las que interviene el ano donde se ubica el primer intento del niño por convertir una actividad involuntaria en voluntaria. Pueden experimentar dolor o placer al retener o al expulsar sus desechos fisiológicos. Placer orgánico de defecar, para aliviar una necesidad corporal, y placer de tipo sexual al retener las heces y gases para luego expulsarlos.

En las funciónes de defecación (expulsión-retención) y en el valor simbólico de las heces, en relación con el desarrollo del dominio muscular infantil, Freud ve afirmarse el sadomasoquismo, y considera que la incapacidad de resolver los conflictos que se presentan durante esta etapa pueden causar una fijación retentivo anal (avaricia, obstinación) o expulsivo anal (crueldad, desorden). El concepto de fijación ocurre cuando hay un exceso de gratificación en esta etapa, lo que desarrolla una personalidad en extremo desorganizada, o por el contrario, cuando la gratificación no ocurre, dando origen a un individuo sumamente organizado.

El sexo anal es una práctica sexual consistente en la introducción del pene o de un juguete sexual en el ano y recto de la pareja (ya sea ésta hombre o mujer). Otros términos sinónimos son sodomía, coito anal, pedicación o enculada. Solo se conoce la existencia de esta práctica entre primates y canidos, además de los seres humanos.

Es posible también que una mujer penetre analmente a un hombre o a otra mujer por medio de una prótesis. Esta variante del sexo anal recibe el nombre de pegging. En un enfoque ampliado la sexualidad anal abarca diversas formas de estimulación, desde la masturbación anal con los dedos al sexo oral-anal, conocido también como beso negro o rimming.

Las terminaciones nerviosos excitables en la zona ano-rectal son centenares de veces más numerosas que en la vagina, así, si no existen fobias, la penetración anal puede llegar a ser más placentera para la mujer. Afirman sexólogos y la ciencia médica occidental que el punto G masculino (llamado en realidad punto P, por próstata) está en el interior del conducto anal del hombre, y que se encuentra penetrando en el recto y tanteando la pared frontal, donde se encuentra una zona rugosa se le llama glándula prostática, relacionada fisiológicamente con el proceso de producción seminal y de eyaculación. La próstata es una glándula exclusivamente masculina, cuya fricción constante le produce un intenso orgasmo de eyaculación involuntaria y fuertes espasmos.

El placer procurado por el coito anal no sólo deriva de las sensaciones físicas, sino también de las sensaciones subjetivas de romper un tabú, y también (según concepciones psicoanalíticas) de una reminiscencia de la fase anal. Parece que el sexo anal reviste desde siempre en la historia humana, el carácter de vencer la última barrera de dominación. Como en la antigua Grecia donde la superioridad masculina se trasladaba al sexo, tomando el hombre a la mujer en posición sumisa, por detrás y así, en nuestros días, al sexo anal se lo conoce con el nombre de griego.

El carácter tabú de esta práctica ha provocado que aparezcan palabras alternativas, para identificarla y despreciarla, como la palabra sodomizar. Esta palabra proviene del nombre de la antigua ciudad de Sodoma (Sedom en hebreo, derivado de la raíz sod= secreto), la cual según la Biblia fue destruida por Dios por sus muchos pecados identificada con la práctica del sexo anal porque los sodomitas pretendieron abusar sexualmente de los mensajeros enviados a rescatar a Lot.

Las primeras persecuciones de homosexuales por sodomía son de mitad del siglo VI, cuando Justiniano, el emperador bizantino prohíbe los "actos contra natura" por motivos políticos, amparándose en razones religiosas. La ley preveía como castigo la castración y el paseo público por las calles. Pero hasta el siglo XIII, la sodomía no era castigada en la mayoría de los países europeos, solo era uno más de los tantos pecados que aparecían en los textos eclesiásticos. La actitud cambió en el transcurso de las Cruzadas, en las que la propaganda antiislámica identificaba a los musulmanes con sodomitas que violaban a obispos y niños cristianos. Poco después se identificaba la sodomía con la herejía y entre 1250 y 1300 se introdujeron leyes que la castigaban con la muerte. Y como en general, la homosexualidad estaba bastante extendida, siendo el elemento clave la discreción de los practicantes, a estas leyes se las emplearon como herramientas políticas de acusación. En algunos lugares, como Londres y Ámsterdam (en 1730 y 1733), se dieron olas de persecución contra los sodomitas.

Las leyes contra la sodomía se mantuvieron en los países europeos y, en general, en las naciones occidentales hasta los siglos XIX y XX. En Francia, las leyes contra la sodomía fueron anuladas durante la Revolución francesa. En Inglaterra Enrique VIII de Inglaterra introdujo la Buggery Act en 1533, que castigaba la sodomía (llamada buggery) con la horca. La ley fue eliminada recién en 1861 y en Alemania fue completamente abolido en 1994. Las leyes que penalizaban la homosexualidad siguieron vigentes en Inglaterra hasta 1967 y en Escocia hasta 1979 cuando fueron definitivamente derogadas.

A lo largo de los siglos, la persistencia del tabú ha difundido la idea de que el coito anal es "antinatural", frente al coito vaginal. Sin embargo, hay que considerar que la sexualidad humana tiene fines más amplios que el meramente reproductivo, y en este sentido, en tanto que esta práctica también puede considerarse un juego sexual, tiene también pleno sentido biológico.

Actualmente, el sexo anal es una práctica sexual extendida en parejas homosexuales y también heterosexuales. Hoy, mujeres y hombres confiesan disfrutar del sexo anal. Aproximadamente el 40% de las parejas heterosexuales lo han intentado al menos una vez y entre el 10 y el 20% de las parejas lo practican con regularidad siendo la práctica más común luego el sexo vaginal y el oral.

El primer coito anal del cine convencional lo protagonizó en las butacas de un cine semivacío Gunne Lindblöm, en la película El silencio de Ingmar Bergman, demostrando además, que se podía tener coitos en otro lugar que no fuera la alcoba con la luz apagada y por otro lugar que no fuera la vagina. También Caucer, Bocacciio, Petronio o Rabelais han descrito este tipo de prácticas en sus obras.

“La postura más usada para la mujer en este goce, es acostarse boca abajo, en el borde de la cama, con las nalgas bien separadas, la cabeza lo más bajo posible. El lascivo, tras haber disfrutado un instante con la perspectiva del bello culo que se le ofrece, tras haberlo palmoteado, palpado, a veces incluso latigado, pellizcado, mordido, humedece con su boca el lindo ojete que va a perforar, y prepara la introducción con la punta de su lengua; moja asimismo su aparato con saliva o con pomada y lo presenta suavemente al agujero que va a horadar; con una mano lo lleva, con la otra separa las naglas de su goce; cuando siente su miembro penetrar, es preciso que empuje con ardor, teniendo mucho cuidado de no perder terreno; a veces la mujer sufre entonces, si es nueva y joven; pero sin miramiento alguno para con los dolores que pronto van a convertirse en placeres, el cogedor debe empujar con vivacidad su pija gradualmente, hasta que por fin haya alcanzado la meta, es decir, hasta que el pelo de su aparato frote exactamente los bordes del ano del objeto al que encula. Que prosiga entonces su camino con rapidez: todas la espinas están ya cortadas; sólo quedan las rosas. Para acabar de metamorfosear en placer los restos de dolor que su objeto aún experimenta, si es un joven muchacho que le tome la verga y se la menee; que acaricie el clítoris si es una muchacha; las titilaciones del placer que provoca cuando encoge prodigiosamente el ano de la paciente, redoblarán los placeres del agente que, colmado de gusto y de voluptuosidad, disparará pronto al fondo del culo de su goce un esperma tan abundante como espeso, que habrán provocado tan lúbricos detalles…” Filosofía del tocador del Marqués de Sade.

En La lentitud, Milan Kundera dedica varias páginas a reflexionar acerca del ojo del culo: "Luego se levantan y prosiguen su paseo. La luna llena aparece por detrás de la hojarasca. Vincent mira a Julie y, de pronto, queda embrujado: La luz blanca le ha otorgado a la joven la belleza de un hada, una belleza que le sorprende, belleza reciente que él no ha visto antes en ella, belleza fina, frágil, casta, inaccesible. Y, de repente, sin saber siquiera cómo se le ha ocurrido, imagina su ojo del culo. Brusca, inesperadamente, esa imagen está allí y ya no podrá deshacerse de ella. ¡Ah, el ojo del culo liberador! Gracias a él el elegante con traje y chaleco (por fin, por fin!) ha desaparecido del todo. Lo que no han podido varios vasos de whisky, ¡un ojo de culo ha sabido hacerlo en un segundo! Abraza a Julie, la besa, le toquetea los pechos, contempla su delicada belleza de hada y, mientras tanto, constantemente, imagina su ojo del culo. Tiene unas inmensas ganas de decírselo: “Te toco las tetas, pero no pienso en otra cosa que en tu ojo del culo”. Pero no puede hacerlo, las palabras no le salen de la boca. Cuanto más piensa en el ojo del culo, más blanca, transparente y angelical es Julie, tanto que le resulta imposible pronunciar esas palabras en voz alta."

Por último, para los interesados en el tema, es altamente recomendable leer el texto de Francisco de Quevedo “Gracias y desgracias del ojo del culo, dirigidas a Doña Juana Mucha Montón de Carne, Mujer gorda por arrobas, escritas por Juan Lamas el del camisón cagado”.

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