LÁGRIMA / Laura Alercia / Miércoles 15 de septiembre

Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.

Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma. La camiseta. “Di que vienes de allá, de un mundo raro, que no sabes llorar", dice la ranchera del mejicano José Alfredo Jiménez.


Por favor, visitá este link que preparé para vos: lágrimas. (clic)


Cuando decimos lágrima, sabemos de qué hablamos, pero en ese pensamiento no incluimos datos referidos a qué función biológica se debe, ni su composición química, e incluso ignoramos la gama de emociones que pueden expresar.

Por eso me propongo despejar dudas.

Ocurre que compartir un momento de gran felicidad, recordar una separación dolorosa, saborear el triunfo o derrota en una competencia deportiva, solidarizarse con la tristeza de una persona estimada, bostezar o reír a carcajadas son actos que poseen algo en común y muy familiar para todo ser humano: todos pueden desencadenar llanto.

Aunque básicamente el lagrimeo tiene la función de proteger al ojo, nadie se opone al hecho de que estas secreciones constituyen una universal forma de expresión humana. Ningún otro ser expresa sus emociones así, y aunque las razones para que eso ocurra pertenecen a nuestros misterios, algo podemos decir.

Si ves que lloro, no te preocupes. Solo son secreciones líquidas e incoloras, saladas, producidas por un par de glándulas localizadas cerca de los ángulos externos superiores de cada ojo, que ayudadas por mi parpadeo humedecen todo mi tejido superficial conjuntivo y mi córnea. Cuando mis secreciones líquidas-incoloras ya han humedecido mis ojos, el fluido excedente se reúne en el ángulo opuesto, en el saco lagrimal y de ahí las elimino a través del canal naso lagrimal hacia un orificio que está situado en el interior de las fosas nasales. Pero cuando ves una gota líquida incolora surcando mi pómulo, significa que ese el flujo es muy abundante, y los conductos no pueden absorber ese exceso de líquido, así que mis párpados se encargan de derramarlas por la comisura de mis ojos.

También existe un tipo de lágrimas cuya existencia sólo se ha comprobado en los seres humanos y las cuales difícilmente se pueden contener. Ocurren acompañadas de tristeza, terror, alegría o compasión. Está claro que no cumplen ninguna función biológica, sino psicológica, y las llamamos lágrimas emocionales.

¿Por qué lloro? Es la expresión de mi alma, y dicen los que dicen, que puede mojarse así por 465 motivos, entre las que la admiración, aflicción, ira, angustia, ansiedad, aprehensión, confusión y arrepentimiento son las más vulgares, las emociones más comunes.

¿Cómo llorar? Si querés informarte, si te hacen falta instrucciones para lagrimear, podés acceder a las siguientes instrucciones para llorar:


Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente. Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca. Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

Instrucciones para llorar (Historia de Cronopios y de Famas) JULIO COTÁZAR


¿Que me hace llorar? Un sueño, que me de miedo. Tal vez un beso de amor. Tal vez un silencio que me desprecia o la hermosura de la luna. Tal vez un adiós, que deje mal sabor. La soledad, que no duda en lastimar, y lagrimear. Tal vez un sol, cuando oculta su esplendor. Tal vez un amor, que rompió mi corazón. Tal vez la risa, que me regala la vida. Tal vez, tal vez, ya me dirás después. ¡Tantas cosas que provocan el llanto, cosas que valoramos y otras que olvidamos!


El 20 de marzo de 1991, Conor, el primer hijo de Eric Clapton, de cuatro años y medio, murió al caer accidentalmente de la ventana del piso 53 de un edificio en New York.

Como una manera de sobrellevar ese horrible dolor, Clapton compuso “Tears in Heaven” (Lágrimas en el cielo). donde se pregunta qué pasaría si pudiese reencontrarse con su hijo. Podés escucharlo aquí. (clic)


Al finalizar la disertación, que fue más extensa y documentada que lo transcripto en este blog, los integrantes del taller, voluntariamente contaron algunas de sus experiencias más privadas con el dolor, y con sus lágrimas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario