Virginia Jones / Miércoles 21 de abril

Habla de la percepción cuando las barreras y filtros de la cabeza, los mandatos, los debiera, lo juicios de valores, todo eso se deja de lado y entonces cómo vemos/percibimos el mundo exterior e interior.
Me llamó la atención que el espacio, proporciones, relaciones de tamaños, distancias pierda el sentido y lo que prime sean las cosas en sí mismas, y sus colores. Sería en realidad como una contemplación de las cosas/objetos/etc por sí mismas, más allá de su funcionalidad o de cualquier otro atributo del objeto, sino sólo el ser por el ser mismo. Y no primaría la representación de la realidad.
Estaría bueno tener esa mirada al pintar: que no prime la representación, sino la emoción, lo que percibimos/contemplamos de la realidad. Igualmente como él dice por expresivos que sean, los símbolos no pueden ser las cosas que representan. También me llamó la atención el autismo en el que el sujeto se encuentra. Ese autismo tiene un peligro: querer permanecer en el autismo. No entendí como el autor logra salir de esa paradoja autismo-relación con otros.

La mescalina (…) procura acceso a la contemplación, pero a una contemplación que es compatible con la acción y hasta con la voluntad de actuar, con la misma idea de actuar. (pg. 40) Con respecto al autismo en el pintor: esta bueno que tenga esos momentos autistas, pero básicamente la pintura no es para no relacionarse con el exterior, sino que la pintura es para relacionarse, para mostrar, para escandalizar o para agradar, para generar una reacción en el otro de disgusto o gusto, o cualquier otra emoción. Uno no pinta por el otro o para el otro, pero una vez que la pintura está terminada ya no es más parte de nuestro interior, sino que está ahí afuera en el mundo exterior para ser vista y generar algo. Si no quisiéramos generar algo no pintaríamos. En rigor de verdad, no es que yo pinto para generar algo, pinto porque me gusta y porque no puedo no pintar, pero indefectiblemente con mi accionar, genero algo. Por ahí la pintura es mi forma de trascender a mí misma.
Como dice Huxley: (…) el afán de escapar, al ansia de trascender de si mismo aunque solo sea por breves momentos es y ha sido siempre uno de los principales apetitos del alma. Sin embargo, no siempre que pinto logro ese estado de contemplación de las cosas en sí mismas y de un estado de conciencia presente en sí misma y un escape del ego. Ser arrancados de raíz de la percepción ordinaria y ver durante unas horas sin tiempo el mundo exterior e interior, no como aparece a un animal obsesionado por la supervivencia o a un ser humano obsesionado por palabras y nociones, sino como es percibido, directa e incondicionalmente, por la Inteligencia Libre, es una experiencia de inestimable valor para cualquiera y especialmente para el intelectual (pg. 70) y yo agregaría especialmente para el pintor. Eso tendría que ser un ejercicio regular para nosotros, una aspiración a mirar de esa forma.

Me gustó como termina, abriendo el conocimiento a un ir y venir de pensamiento sistemático y percepción contemplación. No podremos eximirnos nunca del lenguaje y otros sistemas de símbolos, pero debemos aprender a manejar con eficacia las palabras y al mismo tiempo intensificar nuestra capacidad para mirar al mundo directamente. El razonamiento sistemático es algo de lo que tal vez no podamos prescindir ni como especie ni como individuos. Pero tampoco podemos prescindir (…) de la percepción directa, cuanto menos sistemática mejor, de los mundos interior y exterior en los que hemos nacido. (…)
Saber es darse cuenta, siempre, de la realidad total en su diferenciación inmanente; darse cuenta de ello y, aun así, permanecer en condiciones de sobrevivir como animal, de pensar y sentir como ser humano, de recurrir cuando convenga al razonamiento sistemático. (pg. 75)
Esta mirada contemplativa nos permite ser menos engreídos, reconocer la ignorancia más humildemente. En este análisis, opté por no centrarme en la droga como puente para esa percepción contemplativa, porque lo importante, me parece, no es cómo se llega a esa mirada, sino la mirada en si, por el camino que cada uno elija.

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