Estructura del ambiente / marzo 29 / Joaquín Nudel

El interior moderno se fundó en la oposición colocación-ambiente. La colocación como tratamiento del espacio se convierte también en elemento de ambiente.

El COLOR TRADICIONAL. El color es cargado de alusiones psicológicas y morales, o bien es algo impuesto en el acontecimiento o la ceremonia (casamiento/funeral) o bien como atributo de la materia (madera, cuero, etc.). Está pregnado por la forma que somete al color a un significado fuera de si mismo. No significa por si mismo, sino por el objeto, que es color.

Lo tradicional es la del color negado como valor pleno y el interior burgués lo reduce a la discreción de los matices. Los colores se oponen a los valores, y lo "chic" consiste siempre en desvanecer las apariencias en beneficio del ser. El grado cero del color es el paradigma de la dignidad, del rechazo y del crédito moral.

COLOR NATURAL. En arte, la pintura liberó al color, pero fue un proceso largo para que se note en lo cotidiano. Esta ruptura esta ligada a la ruptura de un orden global y a la vez es contemporánea a la liberación del objeto funcional.

El color vivo es vivido como signo de emancipación. Ligada a lo primario, a los objetos funcionales y a los materiales sintéticos, los colores vivos vulgares predominan en los interiores hechos en serie. Es la misma ambigüedad que tiene el objeto funcional ya que después de haber logrado una especie de liberación, uno y el otro se convierten en distracciones, para suponer libertad.

El color natural se refugia, no en el orden tradicional o moral del rechazo del color, sino en un orden puritano de componenda o comparación con la naturaleza, el orden del pastel. En ninguna parte reina el color pleno como lo liberó la pintura, como fuerza viva. Es color que quiere ser un color vivo, pero es pasterizado, moralizado.

El negro/gris tiene todavía valor de distinción, de cultura, opuesto a toda la gama de los colores vulgares. El blanco por su parte domina todavía en el sector orgánico, baño, cocina, etc. Lo que esta en la prolongación inmediata del cuerpo tiene que ir de blanco, es el color quirúrgico que previene al cuerpo de su intimidad y borra las pulsiones.

COLOR FUNCIONAL. El color liberado es vuelto a capturar inmediatamente por un sistema en el que la naturaleza ya no forma parte mas que como naturalidad, como connotación de naturaleza detrás de la cual los valores del instinto siguen siendo sutilmente desconocidos. En esta tercera etapa el color toma valor de ambiente.

En el sistema de ambiente los colores obedecen a su propio juego, se deshacen de toda moral, de toda naturaleza y obedecen al cálculo de ambiente. Ya no tenemos que enfrentarnos con colores, sino con valores mas abstractos: el tono, la tonalidad, combinación, variación, contraste de tonalidades constituyen el verdadero problema del ambiente en materia de color.

Simultáneamente el color ya no es lo que subraya a cada objeto y lo aísla en la decoración, los colores son regiones opuestas, cada vez menos valorizadas en su calidad sensible, frecuentemente disociada de la forma, y son sus diferencias de tono las que darán su ritmo a una habitación. De la misma manera en que los muebles constituidos por elementos pierden su función especifica y valen por su posición móvil, así los colores pierden su valor singular y se vuelven relativos los unos a los otros así como al conjunto, por eso son funcionales. En esta etapa el color es objetivo, no comunica ni manda, no es sino un dato mas o menos complejo entre otros muchos. Es funcional y se reduce a un concepto.

CALIENTE Y FRIO. En materia de color, el ambiente descansa en el equilibrio de los tonos calidos y fríos, contribuyendo a dar coherencia al sistema discursivo del mobiliario y a crear una dirección en el ambiente. Al color se le opone una suerte de rigor, de organización, de estructura, de contraste entre los dos términos en alternancia abstracta de lo caliente y lo frío.

EL MATERIAL. La madera vive respira, trabaja, tiene su calor latente, el tiempo en sus fibras. Es un material ser. Pero ¿conserva el calor de la madera su sentido? Hoy las maneras orgánicas han encontrado prácticamente su equivalente funcional en sustancias plásticas y poliformes. La oposición sustancias naturales/sintéticas, lo mismo que la oposición color vivo/pastel no es mas que una oposición moral. La fabricación sintética significa el abandono del simbolismo natural del material.

El vidrio es a la vez el fin y el medio. No toma gusto, no evoluciona con el tiempo en función del contenido y no lo esconde para nada. No es un recipiente, es un aislante, es el milagro de un fluido fijo y, por consiguiente de un contenido que es continente y que da fundamento a la transparencia tanto del uno como del otro.

El vidrio es una suerte de grado cero de la materia: lo que el vacío es al aire, el vidrio es a la materia. El vidrio materializa la ambigüedad de ser proximidad y distancia, intimidad y rechazo, comunicación e incomunicación. Por eso en publicidad la vitrina es estratégica. El vidrio tiene virtud moral, su pureza, su lealtad, su objetividad, su connotación higiénica que lo convierte en el material del porvenir, un porvenir de negación del propio cuerpo y de las funciones primarias y orgánicas en beneficio de una objetividad funcional de la cual es versión moral: la higiene. Ofrece posibilidades de comunicación acelerada entre el interior y el exterior, pero constituye un quiebre invisible y material, que impide que esta comunicación se convierta en una apertura real al mundo.

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